Sobre las once de la noche llegó uno de los momentos más significativos de la Semana Santa local. El trono de la Sentencia de Jesús abandonaba la iglesia de Santa María a hombros de sus portapasos, aunque en esta ocasión, y por primera vez en la historia de las fiestas religiosas cartageneras, fueron hombres y mujeres los que metieron el hombro bajo la talla.
Fue el hito que marcó la procesión del Prendimiento, donde la cofradía california mostró la mayor parte de su patrimonio, caracterizado por el estilo barroco.
La secuencia que ofrece al espectador comienza con la Santa Cena, con un menú auténtico sobre la mesa de Jesús y los apóstoles, integrado en esta ocasión por 13 doradas, 2 merluzas pincho, un asado de cordero y fruta, que tras la procesión tiene como destino la Hospitalidad de Santa Teresa. Delante, su tercio, que lleva el hachote más antiguo de esta procesión, pues se estrenó allá por 1949.
Sigue la Oración del Huerto, con la espectacular trompeta ‘El Castillo’ y un grupo escultórico que presentaba rejuvenecidos a los tres apóstoles tras su proceso de restauración. Especial ha sido el paso de la agrupación que lleva al titular, pues vivía su cumpleaños de diamante. Detrás, los romanos, grupo que ha visto incorporada a una chica en otro paso hacia la paridad, terreno éste en el que destaca el estreno del primer grupo de portapasos mixto, que ha tenido como testigo más directo al Cristo de la Sentencia con 96 hombres y 18 mujeres, a cual más ilusionada bajo el trono más pesado de este Miércoles Santo. La presencia femenina cada vez está más presente en este cortejo, con tercios como los del Arrepentimiento de San Pedro y el Santo Amor de San Juan, entre otros, además de grupos mixtos de penitentes.
Santiago, Pedro y Juan ha vuelto a lucir de forma individual en su ‘caminar’, siendo la antesala de la Virgen del Primer Dolor con el manto más grande de la Semana Santa, y que en su primera alzada dentro de la iglesia a tenido al alcalde, José López, entre sus protagonistas. Ha cerrado el piquete de artillería, otra parte inseparable de esta procesión.
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