El Desfile estuvo parado cerca de una hora. El público de El Carmen se impacientaba y los nervios estaban a flor de piel. Los que no se pudieron sentar no tenían palabras para expresar su cabreo, pero los que estaban sentados se impacientaban por el parón del desfile, provocado por una manifestación de personas que se encontraron con que sus sillas habían sido vendidas de forma doble. Pero al final se ha solucionado poniendo sillas en las salidas de emergencias», declaró un espectador, Juan José Riquelme. A las 21 horas salía la comitiva sardinera, pero hasta las 22 horas no se reanudó el cortejo por la Alameda de Colón. Un mal comienzo para un desfile que cada año hace brillar a la ciudad y que congrega a cientos de miles de personas en su largo recorrido.
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